domingo, 27 de abril de 2014

De la Recuperación legal a la Exposición en ARQVA: Las piezas del Odyssey

Como sabéis, tras cinco años de pleitos saltó la liebre: El Misterio de Cultura consiguió montar un litigio internacional a gran escala para recuperar los materiales pertenecientes a la fragata española “Nuestra Señora de las Mercedes”, hundida en 1804.

Entre los materiales que estaban siendo “rescatados” (es decir “expoliados”) por parte de la empresa caza-tesoros Odyssey se encontraban  objetos náuticos, diversos materiales personales de la marinería, así como un lote de 14 toneladas de monedas, de las que los modernos piratas querían apoderarse para negociar su venta al alza.

Vamos a poder ver este tesoro (parte) en el Museo de referencia de la Arqueología Subacuática española (ARQUA), objeto preferente de nuestra visita de investigación.

El tema es extraordinariamente delicado, ya que sienta precedentes internacionales sobre los derechos de propiedad de los barcos (históricos) de naciones que aún existen. España, uno de los grandes imperios marítimos de la Historia, posee numerosos restos de embarcaciones (pecios) hundidos a lo largo y ancho del mundo. Siendo propiedad del Estado español, España deberá litigar, a buen seguro, en un futuro próximo para preservar intactos los materiales arqueológicos que forman parte de Nuestro Patrimonio, ya que todos ellos son un “tesoro” (se trate o no de monedas o joyas).

El caso Odyssey no es, ni mucho menos, nuevo. Existen numerosos casos de explotación de estos restos materiales pertenecientes al Patrimonio español. Recordemos que el conocido “pirata” Mel Fisher obtuvo un beneficio de 400 millones de dólares, al explotar, después de una búsqueda de numerosos años, los restos del “Nuestra Señora del Atocha”, galeón español hundido en los Cayos de Florida, en 1621. El hecho de que al área central del yacimiento que estaba “excavando” (más bien “pirateando”) lo llamara “filón madre” da idea de lo que les importaba el trabajo arqueológico.



Sin embargo, montó un “Museo” con todo el material recuperado del “Atocha” y del “Santa Margarita” (1621-1622)
                                              http://www.melfisher.org/1622.htm




Estos delicados temas de salvaguarda de nuestro Patrimonio, llevan aparejado un duro litigio basado en el derecho internacional. Por fortuna, en el caso del Odyssey, los tribunales de EE.UU., país de origen de la empresa caza-tesoros, dieron la razón al Estado Español, por lo que el conjunto de materiales arqueológico hubo de ser reintegrado a nuestro país… ¡Pronto se inaugurará la Exposición en ARQVA!

Las dificultades del acceso a las profundidades...

Uno de los problemas más acuciantes en la investigación submarina es el acceso a grandes profundidades en las que existe mayor posibilidad de hallar importantes restos arqueológicos intactos o singulares nichos ecológicos marinos.


                              



Excavación Bajo de la Campana

El buceo con aire presenta unos límites muy evidentes, ya que al ser inversamente proporcionales los factores profundidad y tiempo, el trabajo real en el fondo resultará muy escaso y científicamente poco rentable. Si a esto unimos el acuciante peligro de la narcosis y de las enfermedades descomprensivas (EDs), el buceo con aire resulta peligroso y poco aconsejable por debajo de los 40 m. de profundidad.


Ahora bien: ¿Cómo superar estas limitaciones con un margen de seguridad para el investigador?

Precisamente, uno de los aspectos en los que más se ha innovado en el mundo del buceo es el de cómo prolongar la estancia en el fondo o realizar inmersiones más profundas evitando los problemas de naturaleza médica y fisiológica que ello conlleva. A su vez, la experimentación con nuevas tecnologías de buceo ha hecho que la tecnología de inmersión sea cada vez más segura y fiable, permitiendo acceder a profundidades y áreas geográficas hasta ahora vetadas. 

Una de esas innovaciones ha sido la utilización de diferentes mezclas de gases, con composiciones distintas al simple aire comprimido, para facilitar el buceo científico (y deportivo).

Una de ellas, es el Nítrox, consistente en una mezcla de Oxígeno y Nitrógeno en proporciones diferentes al normóxico (21 % Ox- 79 % Nit). La mezcla recibe una denominación diferente según la proporción de oxígeno presente, que es siempre superior al 21 %, por lo que se le suele llamar “Aire enriquecido” (AEN o en su denominación inglesa EAN) recibiendo la etiqueta final en función de la proporción de oxígeno: así, por ejemplo, AEN38, implica una mezcla de 38 % Oxígeno y un 62 % Nitrógeno.

   

         Aunque esta mezcla no requiere especial complejidad para el buceador, al menos en el añadido de botellas extra, sí precisa un riguroso control en su uso y en la Profundidad Máxima Operativa (PMO) que se puede alcanzar.

            Por su parte, el Trímix, es una mezcla ternaria en la que adquiere un papel relevante el Helio como gas inerte: su formulación suele indicar, por orden, la proporción de Oxígeno, de Helio y de Nitrógeno, aunque éste último no suelen indicarse en la etiqueta final. Así Tx18/45 implica una mezcla de Oxígeno al 18 %, Helio al 45 % y el resto, hasta el 100 % total, es la proporción de Nitrógeno.

                         


           Una variante de estas mezclas de gases es el Héliox, en el que el Nitrógeno es sustituido por el Helio, acabando casi totalmente con los riesgos descompresivos y de narcosis, pero es una mezcla muy cara, debido al precio del Helio, así que se utiliza preferentemente en buceo profesional y científico.

 
Aunque las variedades de mezclas, así como las ventajas y los inconvenientes de las mismas, varían sustancialmente podemos decir, en general, que su papel relevante es minimizar los riesgos de la descompresión, reduciendo considerablemente el tiempo de las paradas y la aparición de Enfermedades Descompresivas, así como el riesgo de aparición de narcosis


      El buceo con estas mezclas de gases lleva siempre aparejado el conocimiento exacto de la PMO para cada tipo de mezcla utilizada, así como de las restricciones necesarias (tiempo en el fondo, riesgos de hipoxia, acarreo de material de buceo extra...) para poder desarrollar un trabajo científico que garantice no sólo la operatividad, sino también y de una forma especial el factor de seguridad. 

          El trabajo científico ha de ser muy riguroso, metódico, pero también seguro (abajo, imagen de la excavación del Bajo de la Campana, Murcia).


    

      Por otra parte, el buceo con mezcla de gases requiere complejas titulaciones especiales, más bien propias del buceo profesional (científico, estratégico y de salvamento), aunque instituciones competentes especializadas en buceo deportivo, como la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS, integrada en la CMAS), están perfectamente capacitadas para impartir cursos de buceo técnico con NítroxTrímix y similares, con altos estándares de exigencia.




      

        




¡Por un trabajo científico riguroso y seguro!